jueves, 29 de marzo de 2012

EL PODER DE LAS EMOCIONES II: un laboratorio dentro de nosotros (2ª parte)

Los beneficios de las emociones positivas sobre las salud y sus mecanismos fisiológicos

Todos tenemos un potencial bioquímico para crear salud, y está en nuestras manos actualizarlo. Cambiando nuestros pensamientos activaremos determinados mecanismos fisiológicos que pueden modificar nuestro cerebro y, así, influir en nuestra bioquímica .


Una nueva teoría científica estudia la relación entre la mente, el sistema nervioso, el sistema inmunitario, y el sistema endocrino. Los neurotransmisores, las hormonas y las citoquinas son los componentes que relacionan estos sistemas.. 
Y hay investigaciones que demuestran la existencia de estas interrelaciones mente-cerebro-cuerpo, a nivel molecular, celular y orgánico, que pueden impactar sobre la salud y la calidad de vida de los individuos. 

El pionero y padre de estas investigaciones fue el doctor Robert Ader, quien demostró que el sistema nervioso central y el inmunologico se comunican biológicamente  y, por tanto, que la mente, las emociones y el cuerpo no están separados sino íntimamente interrelacionados. Así, en su trabajo «Behaviorally Conditioned Inmunosuppression» demuestra que el sistema inmunitario puede condicionarse. Su estudio consistió en administrar a ratas blancas un medicamento inmunosupresor que anulaba artificialmente la cantidad de células T (defensoras del sistema inmunitario). Cada vez que recibían el medicamento lo ingerían con agua edulcorada con sacarina. Pues bien, Ader descubrió que si administraba a las ratas únicamente agua con sacarina sin el medicamento supresor, aun así se producía una disminución en el recuento de células T, hasta el punto de que algunas de las ratas empezaron a enfermar y morir. El sistema inmunitario de las ratas había aprendido a suprimir las células T en respuesta al agua edulcorada.
Algunas de las pruebas más evidentes de una vía física directa que permite que las emociones afecten el sistema inmunitario fueron aportadas por el doctor David Felten, colega de Robert Ader, quien investigó  como las emociones ejercen un efecto sobre el sistema nervioso autónomo. En la observación por microscopio electrónico descubrió contactos semejantes a sinapsis, en los que las terminales nerviosas del sistema autónomo se apoyan directamente en las células inmunitarias. Este contacto físico permite que las células nerviosas liberen neurotransmisores para regular las células inmunitarias, y  éstas envían y reciben señales.

 Otra clave en la relación de las emociones con el sistema inmunitario es la influencia de las hormonas que se liberan con el estrés, que son las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), el cortisol, la prolactina y los opiáceos naturales como las betaendorfinas y la encefalina. Todas ellas ejercen un poderoso impacto en las células inmunitarias. Si bien las relaciones son complejas, se observa que, cuando estas hormonas aumentan, la función de las células inmunitarias se ve disminuida en todo el organismo.


Ahora sabemos que las emociones no solo afectan a lo psicológico, sino también a lo físico, porque el organismo produce sustancias endógenas que actúan como estimulantes,  antidepresivos,  ansiolíticos, analgésicos,…. Son algo, pues, que está en nosotros y tenemos que aprender a poner en marcha ese laboratorio que llevamos dentro. 


En la 3ª y última entrada veremos que ocurre con las emociones y la importancia de la neuroplasticidad. 

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